31 de octubre de 2011

LADYMISSJO VA AL SUPER.






DESPUÉS DE CERCA DE UN MES DE CONVALECENCIA, AL FIN HE SALIDO A LA CALLE Y PARECE QUE EL MUNDO sigue donde lo dejé la última vez.

Mi primera excursión ha sido al supermercado ya que era urgente que llenara la nevera, como aún no me atrevía a salir sola, cuando mi amantísimo esposo me dijo que me acompañaba al Mercadona me emocioné igual o más que si me hubiera propuesto una cena intima en la Toscana.

¡IR JUNTOS A HACER LA COMPRA!

Por fin dejaría de envidiar a las parejas que van juntas al súper y se pasan cinco minutos delante del papel higiénico decidiendo si escogen el de doble capa o el de color lila.

Sí, mi mente empezó a imaginarnos mirándonos con complicidad entre un sinfín de variedades de aceite, abrazándonos delante de las estanterías de latas de atún, robándonos besos ante los sucedáneos de angulas y caviar, pero no, nada de eso sucedió…

Yo llevaba la lista de la compra, mi amantísimo esposo el carrito, yo le dictaba y el cogía los productos mientras oteaba la caja más vacía para poder irnos de allí cuanto antes.

CREO QUE EL MERCADONA LE DEBÍA PARECER EL MISMÍSIMO INFIERNO, SI NO, NO ME LO EXPLICO: 
ni escoger el gel de baño pude, ni recrearme entre los pintauñas flúor de 1 euro, mucho menos descubrir si Marcilla había lanzado algún sabor nuevo para la Nespresso durante mi convalecencia, en una palabra: un drama.

Pero algo positivo he extraído de todo ello, he observado a las demás parejas y he sacado mis propias conclusiones: si pierden un tiempo infinito delante de los vinos, llevan apenas unos meses juntos; si el marido va repanchingado en el carro y mirando hacia el infinito sin importarle lo que su mujer va comprando, están inmersos en una espiral de rutina o a punto de celebrar las bodas de plata y si como nosotros van escopeteados, el marido está haciendo un favor a su mujer.

LO QUE AÚN ESTOY POR VER, PERO TODO SE ANDARÁ, ES ALGÚN MARIDO QUE MIENTRAS SUENA LA PEGADIZA CANCIONCILLA “mercadona, mercadooooona”, se tire al suelo en posición fetal, se tape los oídos con ambas manos y grite: “-nooooo, que alguien pare esas horribles voces”.

Como digo, todo se andará, solo espero que el marido de la posición fetal no sea mi amantísimo esposo.

12 de octubre de 2011

SIGO ENTRE VOSOTROS.





CUÁNTO TIEMPO HA PASADO DESDE LA ÚLTIMA VEZ QUE ME PASÉ POR ESTE MI HUMILDE BLOG y es que este verano he vivido con la congoja constante de saber que en Septiembre tenía que someterme a una operación quirúrgica.
Cuando miro atrás parece que mi única actividad veraniega haya sido no preocuparme de que me tenía que operar,  en definitiva,  que la operación ocupaba el 100% de mis pensamientos.


COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA YA ESTAMOS EN OCTUBRE, O SEA QUE YA HE PASADO POR QUIRÓFANO  y parece que estoy sana y salva. No quiero  aburrir ni impresionar con los detalles de mi operación,  sólo os diré que se trataba del útero, que después de la operación, este sigue donde tenía que estar y que en unos meses estaré totalmente recuperada, Dios mediante.

Soy consciente que miles de personas son operadas cada día con excelentes resultados, pero yo soy muy melodramática, no puedo evitarlo,  y aunque mi amantísimo esposo me calentaba la cabeza con millones de estadísticas al respecto,  se me había metido en la cabeza que no iba a sobrevivir a la anestesia general, así que me abandoné a mi suerte, ordené mis armarios y me despedí del mundo de los vivos, tragicómico, lo sé.


CUANDO DESPERTÉ DE LA ANESTESIA no estaba segura si estaba en el más allá o seguía en el más acá: Miré el reloj de la sala de reanimación y no fui capaz de leer la hora, recordé que me había quitado las lentillas y pensé: -Si estuviera en el cielo no me harían falta las lentillas, Eureka, ¡sigo viva!

Estaba eufórica y sólo hacía que rogarle a la enfermera que llamara a mis familiares para comunicarles que estaba viva (creo que pensaba que estaba delirando).


PERO A LO QUE VAMOS, DESPUÉS DE UNOS DÍAS EN EL HOSPITAL YA ESTOY EN CASA y aunque hace casi tres semanas que no piso la calle, estoy enfajada y sin apenas movilidad, me encuentro muy bien, con ganas de hacer cosas, de salir al mundo y de dejar tiritando a la VISA; de momento (bueno, tan pronto como mi amantísimo esposo me diga donde me ha escondido las tarjetas de crédito) me conformaré con comprar on-line.

P.D La fotos son de la boda de mi cuñada, a la que fui una semana  antes de la operación.

POR SUPUESTO QUE AHORA TENGO MUCHÍSIMO PEOR ASPECTO.
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