HUBO UN TIEMPO EN QUE LADYMISSJO ERA UNA PREADOLESCENTE INSEGURA, ROMÁNTICA Y FRÁGIL A LA QUE LE GUSTABA ESCRIBIR POESÍAS E IMAGINAR CÓMO SERÍA SU VIDA CUANDO FUERA MAYOR.
Soñaba con tener
seguridad en sí misma, con encontrar alguien que la amara y a quien amar y sobretodo
soñaba con poder mirar a la vida de frente.
Sólo tenía 12 años y
mostraba una gran madurez para su edad, como todos, no sabía que le depararía
el futuro pero confiaba en que la vida fuera honesta con ella y ella en serlo
con la vida.
SU VIDA TRANSCURRÍA ENTRE ALTIBAJOS Y ALEGRÍAS MIENTRAS LAS CANCIONES DE HOMBRES G, sus ídolos pre
adolescentes, acompañaban sus minutos.
Jo (que aún no era Lady
ni Miss) le daba al play y al pause de su radiocasete una y otra vez,
apuntando las letras de su grupo preferido en un papel, modificándolas,
adaptándolas a su vida e interpretándolas
delante del espejo ¿su secreto inconfesable? Que los Hombres G la llevaran con
ella de gira y le permitieran hacerle los coros de sus canciones más románticas.
MissJo fue creciendo y
las canciones de sus ídolos fueron diluyéndose en su cabeza, hasta que un día
fueron sustituidas por canciones de grupos que cantaban en inglés y que hacían
videoclips llenos de efectos especiales y que podían bailarse en las
discotecas.
PASARON MUCHOS, MUCHOS AÑOS Y MISSJO NUNCA MÁS PENSÓ EN LOS HOMBRES G, olvidó los títulos de sus canciones, el nombre de los integrantes del grupo
y hasta olvidó que una vez se emocionó cuando en la película “Sufre mamón”,
David Summers desde la pantalla del cine les dijo a todas las espectadoras que
eran sus novias…
Pero el mes pasado, con
treinta y tantos, Ladymissjo se enteró que los Hombres G actuaban en Barcelona
y acudió a la sala Razzmatazz de la mano de su amantísimo esposo, preparada
para que un sinfín de recuerdos se agolparan en su cabeza.
Y así fue, durante el
concierto, los Hombres G fueron cantando todos y cada uno de sus grandes éxitos
y LadyMissJo pudo comprobar cuan fantástico
es el cerebro humano: no había olvidado ni una frase de aquellas canciones que tanto le hicieron sentir y que tal y como estaba previsto la transportaron a su
adolescencia, pero esta vez sin monstruos de mentira y con el convencimiento de estar consiguiendo
ser honesta con la vida y confiando en que la vida siguiera siendo honesta con ella.